Un eco es el que nos da la bienvenida a esta canción, cuya interpretación suena dulce y delicada en medio del sonido del pandero. Poco a poco la canción va adquiriendo más brillo y va sumando más instrumentos a su musicalidad. Así encontramos la guitarra, quien con sutiles notas nos va adentrando a este sonido que se siente familiar, como si nos estuviera envolviendo en una musicalidad que va encontrando su fuerza en cada nota y cada verso.
La voz de su intérprete también adquiere estas notas que la
dotan de un empoderamiento sutil, ella no necesita elevar la voz para hacerse
notar entre las notas musicales, le basta con poseer este tono vocal delicado
para mantenernos cautivos. En el minuto 4 nos encontramos frente a una melodía
etérea y atmosférica, en donde el eco adquiere un nuevo nivel sonoro para
llevarnos a través de este paisaje en donde el título de la canción se repite un
buen número de veces.
¡Una canción atmosférica que poco a poco brilla más!
