Esta es una de esas canciones que debes escuchar con unos
audífonos potentes, de esos que te ayuden a capturar cada momento, porque la
saturación sonora primero se hace sentir del lado derecho, para luego pasar del
otro lado hasta fundirse en un sonido energético, en donde la guitarra, la
batería y el bajo logran unirse en una melodía que tiene potencia. Incluso
tenemos algunos tonos electrónicos que destacan durante el tema. Pero lo que
logra atrapar es esta música que también se siente densa.
La interpretación vocal se mantiene en un tono medio, que
por momentos se siente rasposa, quien canta imprime a esta canción de un
sentimiento especial, mientras las ondas sonoras envuelven a su voz. Para esta
canción es importante resaltar que “Annie” no es una persona: es la ansiedad
personificada. La canción convierte a la ansiedad en un personaje femenino que
aparece sin aviso, se pega a nuestro intérprete, lo invade y no lo deja
respirar.
¡Aquí la ansiedad tiene nombre y una densidad sonora que te
va a atrapar!
