Aquí nos encontramos con un piano nostálgico en los primeros
segundos, este pronto se va acompañado por una guitarra melódica que marca un
tono más tranquilo, eso hasta que irrumpe la batería, con un sonido más
brillante como para romper con el tono solemne de la canción, claro, sin dejar
de lado la parte melancólica de la canción. Este tema va encontrando su sonido
en medio de sonidos que suenen tranquilos y otros que destellan entusiasmo.
La interpretación vocal suena como la proveniente de un
rockero de finales de los 80s o inicios de los 90s, y es que Chris Green nos
muestra con esta canción que sus raíces se encuentran en las canciones de
Journey o Phill Collins, de ahí que la melodía tenga todo este toque nostálgico
y cargado de sentimiento, desde la música, hasta la interpretación. Cerca del
minuto 3:18 tenemos un riff de guitarra que suena espectacular, es vibrante,
pero también es rasposo, es justo lo que esperarías en una canción de rock.
¡La guitarra en este tema suena con maestría!
