La forma en la que está combinada la banda sonora de una de
las más emblemáticas películas del cine me parece extraordinaria, psicodélica y
algo loca. Y es que el primer minuto toma estas canciones que ya forman parte
de la cultura popular y las retuerce más, en una atmósfera sonora que te
atrapa, además de incluir diálogos del mismísimo Alex DeLarge. Todo esto crea
un ambiente que no solo te deja inmerso en la película, sino en la obra de
Anthony Burgess, en donde la locura y la violencia forman parte esencial, aquí esos
elementos están traducidos en sonoridades que te hacen mover la cabeza, quieres
brincar, incluso correr mientras escuchas el tema.
El minuto 4:30 explota con la interpretación, suena a que
estás a un paso de caer en la locura, quien canta no solo interpreta con
pasión, también tiene ese tono que exige ser escuchado, potente y fuerte, el
cual se une a la tonada de la música, para hacer de este tema una oda a la
ultraviolencia.
¡Un viaje psicodélico al corazón de la Naranja Mecánica!