“No queda nada” se trata de un tema de rock que logra
capturar desde el primer golpe de la batería. Y es que la base sonora de esta
canción se encuentra justo en este instrumento que va marcando el ritmo de la
canción. La guitarra no se queda atrás, cada que interviene parece que nos
traslada a otra época, pues su sonido suena clásico, aunque no pierde el toque
de modernidad.
La interpretación se siente rasposa, arrastra cada palabra
con carácter y soltura para brindar una capa de textura extra a la canción. El
puente sonoro del minuto 2:30 me llamó mucho la atención pues la guitarra suena
reverberante y ondulante, como si fuera capaz de atraparte en su sonido mientras
la batería está de fondo, como fiel testigo de lo cautivante que resulta ser la
música. El final llega con la unión de todos sus elementos en una parte que
suena un tanto caótica, pero que combina perfecto con lo que ya escuchamos de
la canción.
¡Este tema tiene todo para entrar a tu playlist!