De entrada, esta canción me recuerda a las composiciones de Goyte, pero con un tono más actual y fresco, incluso conservan un tono melancólico y profundo antes de adentrarnos en su sonoridad energética. En el segundo 51, es la batería la que va marcando ese ritmo uniforme, antes de que la guitarra se apodere de la pista principal y el bajo se vuelva protagonista por unos segundos con tu tono profundo y resonante. En el minuto 1:53, la música se mantiene con el rasgueo de la guitarra de forma suave y delicada, una de las mejores partes de la canción.
La interpretación se mantiene en un tono medio, es melódica
y tranquila, incluso llega a percibirse ligeramente ronca, pero conserva un
tono juvenil y animado, aun cuando la letra nos habla de la lucha con la baja
autoestima, el autosabotaje y la sensación de no encajar. Sin duda, se vuelve
en ese retrato de cuando tu peor enemigo es la propia mente, y la única manera
de enfrentarlo es con esta gracia melódica.
¡Un tema que te invita a no dejarte caer!
