Me gusta la sutileza y la calma con la que se va desarrollando
esta canción, entramos con una guitarra eléctrica que va marcando el ritmo y
luego una batería que se deja escuchar casi al mismo tiempo que las agujas de
un reloj. La canción no se apresura en su interpretación porque la pura melodía
nos envuelve con suavidad y calma, misma que su intérprete logra transmitir. En
el minuto 1:25, la guitarra deja mostrar un riff energético que, comparado con
el resto del tema, se alza con su poderío.
Cerca del minuto 2:09 la música adquiere un tono más
seductor, mismo que se queda con nosotros después de la interpretación. Y es
que su vocalista nos interpreta esta canción en un tono medio, también se siente
envolvente y como si nos estuviera narrando la canción por momentos, podemos
sentirnos muy cerca de él y conectar con la música de una forma más profunda,
pues en la suavidad y delicadeza de esa melodía es donde ya nos encontramos
atrapados.
¡Una melodía que te atrapa por su calma y seducción!
