Es una canción que carece de adornos y arreglos extravagantes, con un estilo indie rock decantado hacia un sonido pop dulce y suave, que se construye desde una base de guitarras muy tranquilas y silencios contemplativos, aunque casi no hay espacios vacíos porque siempre está presente un ambiente emotivo que aporta una sensación de serenidad muy hipnótica. El tema avanza con naturalidad como si se tratara de una conversación íntima y serena, la vibra suave y emotiva, sirve como aderezo a esta melodía.
Es perfecta para escuchar en soledad y con los ojos cerrados durante esos momentos de quietud, donde podemos permitirnos desconectarnos un poco de la realidad y del momento. La producción austera crea una atmósfera reflexiva y un tanto nostálgica, pero muy pacífica donde cada nota parece haber sido pensada para resonar dentro de la conciencia de quien la escucha, es el perfecto ejemplo de que muchas veces menos es más.
Bad Flamingo presenta este tema minimalista y con un sonido calmado, perfecto para relajar la mente.
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