La energía y libertad que evoca esta canción no pueden ser fácilmente ignoradas, es una de esas que considero perfectas para conducir tranquilamente con las ventanas abajo, durante un viaje en carretera y disfrutar el camino, sentir el viento y dejarse llevar por el momento. Su estilo de rock sureño le otorga una personalidad y carácter únicos, los riffs de la guitarra son contagiosos y fácilmente memorables, lo que hace que podamos sentir la canción y anticipar el ritmo marcando cada cambio con los pies.
En contraste con la crudeza de la instrumentación, nos encontramos con un estilo de voz más parecido al que se usa en el pop rock y esto también le añade una facilidad extra para escucharse, haciendo que este tema también sea perfecto para escuchar en reuniones familiares o con un amigos mientras todos disfrutan de un ambiente relajado y los reglamentarios drinks casuales. Algo que siempre me va a gustar es el estilo narrativo de la letra, porque no es como otras canciones que solo tiran frases aleatorias para rellenar, aquí se cuenta una historia y uno puede sentirse parte de ella.
Una historia inmersiva acompañada de música con alma propia y estilo rebelde.
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