Esta canción maneja un estilo clásico de pop rock adolescente muy característica de alguna que otra boy band como Big Time Rush o One Direction. Atrapa toda esa energía juvenil llena de carisma un ritmo bastante movido y una producción que se encarga de entregarnos un sonido accesible y divertido, que se puede disfrutar en cualquier momento. No existe como tal un momento sorpresivo ni elementos arriesgados, pero la canción cumple su objetivo de convertirse en un hit instantáneo muy disfrutable, además la letra es un mensaje firme y directo que en compañía de lo sencillo de la instrumentación azucarada alegran a cualquiera.
La letra me parece una especie de crítica a lo tóxicas que pueden llegar a ser algunas personas estando en una una relación que disfrazan esa preocupación, donde constantemente preguntan a la otra persona dónde está, qué está haciendo, qué más va a hacer, que más que un interés genuino, se siente como un intento de control.
The Knockaround Band nos presenta una problemática más común de lo que debería ser, con un sonido contagioso y ritmos bailables.
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